Ni tampoco caer en ampulosidades como:
Rogámosles creer, estimados señores, que nos hallamos siempre dispuestos a ponernos incondicionalmente a sus gratísimas órdenes, dentro del límite de nuestras posibilidades.
La virtud se encuentra en el término medio y hay que esforzarse en no ser frío ni empalagoso. En último caso, es preferible un desenlace sencillo como:
Les saluda muy atentamente. En lugar de: Sin otro particular... y de la ampulosa del ejemplo anterior. Pero siempre es mucho mejor esforzarse para que haya una relación con el contenido de la carta.
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